martes, 31 de diciembre de 2013

David Vegue: Genealogía del sueño

Tal y como anunciamos hace unas semanas, despedimos el 2013 con la publicación de una plaquette firmada por el poeta David Vegue, y que lleva por título Genealogía del sueño. El acercamiento a este poemario hace que el lector se asome a una suerte de iluminación profana, ya que se encuentra plagado de imágenes reveladoras, como si el poeta fuese un eremita o un asceta de la belleza que regresa de un viaje iniciático para hacernos partícipes de lo que ha encontrado. Así, David Vegue nos entrega en sus poemas aquello que le ha sido desvelado a través del ojo, de la mirada como facultad esencial que permite ahondar en el mundo y en el sueño para llegar a una concepción más elevada de la realidad. Como se afirma en uno de los poemas, «los ojos no ven, saben», y David Vegue nos ofrece esa sabiduría en cada uno de sus versos.


Este nuevo título de la colección estará disponible próximamente en la Librería Gil y en La Vorágine. Además, probablemente se distribuirán algunos ejemplares a librerías de otras ciudades, y estamos como siempre abiertos a pedidos. Todos los ejemplares están firmados y numerados por el autor, e incluyen una ilustración de cubierta realizada por María Saro que refleja de forma reveladora y fidedigna gran parte del sentido del poemario.

Éste es uno de los poemas incluidos en Genealogía del sueño:


De profundis

Puede que no decir las cosas por su nombre
equivalga a la arena
pero decirlas equivale al mar.
De una u otra forma
condenados están
tus pasos a vivir en lo profundo,
a caer, tras el éxtasis,
como el pájaro que cae tras el vuelo a la tierra.
Eso que ves en la caída, dando
vueltas, fundiendo el incendio azul
del cielo con la hierba seca
de paredes y extraños animales
que abandonan su forma, es el mundo
visto desde otro mundo
donde quizá no exista ni la arena ni el mar
y caer hacia abajo sólo sea
llegar al mismo punto.
                                 Como un ángel
que se quita las alas para poder volar
por fin hacia sí mismo.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Acerca de David Vegue

David Vegue nació en Talavera de la Reina en 1980. Actualmente reside en Melilla, donde desempeña labores docentes como profesor de lengua y literatura. Ha publicado el libro Microísmos (Cáceres, 2008) en coautoría con Eduardo Hernández. Además, es autor de algunas plaquettes como Metamorfosis del límite de las pasiones (Vebo Blues ediciones) y Sementerio junto con el poeta Óscar Borona (Vebo Blues ediciones). A través de diferentes colaboraciones en revistas (como Nadadora, Anémona y Mombaça) ha contribuido a la poesía de los tres reinos: mineral, vegetal y animal.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Nuevo autor para cerrar el 2013: David Vegue

Nos disponemos a completar el segundo año de andadura de esta aventura, y la mejor forma posible de celebrarlo es anunciando al sexto autor de la colección: David Vegue, nacido en Talavera de la Reina, salmantino de adopción, y residente en Melilla. La poesía de David, quien afirma sobre sí mismo que «nunca se lava la cara al despertar por no vulnerar los tránsitos naturales entre la realidad y el sueño», se erige desde hace años sobre la búsqueda perpetua de la belleza y de la revelación poética como acontecimiento capital de la existencia. Estamos muy contentos de poder publicar los versos de un poeta que siempre ha estado más cerca de la sangre que de la tinta.

Aquí os presentamos uno de sus poemas aparecido en la plaqueta Metamorfosis del límite de las pasiones (Vebo Blues ediciones):


De los días comparto su desnudo

Para Óscar Borona y Arancha Campoamor

De los días comparto su desnudo.
Su dominio se mezcla con el mío
porque soñamos casi con violencia.
Soy niño al comer
porque es la única cara de las horas que acepto.
Construyo con mis pasos
formas superiores de memoria
que no ocupan lugar
dándome a conocer todos los lugares.
La suma de mis noches
no alcanza a ocupar la oscuridad
y sin embargo nada la envidian.
He leído en mi idioma
que delante, detrás, 
por donde van las niñas,
hay mariposas, y lo acepto
aunque nunca las haya visto,
como acepto los nombres que escriben en la almohada.
Ignoro cuántos días tiene la primavera.
Verde es el reino de mi espalda.
Puedo catalogar cada cosa del mundo
y aún habrá algo que no haya dicho.
Tengo una cara al despertar
otra cuando duermo y aún otra
cuando no bailo o me preparo
para la fiesta del abrazo.
Mi única aportación a la lluvia es ésta.