sábado, 6 de abril de 2013

Reseña de Tahúres y emplumados en Paralelo Sur

En el último número de la revista Paralelo Sur (nº 10), editada en Barcelona, su editor Jordi Gol firma la siguiente reseña de Tahúres y emplumados, primer título publicado en Sol y sombra poesía:

Tras la publicación de Orilla Sur (Ediciones Grupo León Felipe, Barcelona, 2002), la poesía de Mateo Rello es un devenir hacia terrenos más líricos, más sugerentes, más conmovedores e íntimos, aunque sin perder las características esenciales, la ética insobornable y la calidad literaria que subyace en toda su obra poética y que le valió el ser antologado en Barcelona, 60 poemes des de la ciutat (2004) junto a poetas como Jaime Gil de Biedma y José Agustín Goytisolo. Muestra de esta evolución son sus dos posteriores poemarios: Libro de cuentos (Paralelo Sur, 2009) y A lomos de salamandra (La Garúa, 2009), en los que hacía una recreación lírica e íntima de la historia y de su principal creación: la ciudad.

Pero la inquietud literaria de Mateo Rello, fruto de una profunda y sabia lectura tanto de autores clásicos como de modernos, y que se ha plasmado en la revista que dirige y edita: Caravansari. Revista de poesía en lenguas peninsulares y árabe, no podía detenerse tan sólo en estos temas: su inquisitiva mirada se vuelve en Tahúres y emplumados hacia el mito para ofrecernos una recreación particular e subjetiva sobre algunos momentos de la historia, del arte y de la memoria colectiva. Mateo convierte la anécdota mítica en un momento íntimo: poniéndose en la piel del mitificado o desde una mirada muy próxima, utiliza el poder de concreción del mito (conocido por todos) para, sobre esa estructura concreta, superponer otra sentimental, íntima, que permite una reinterpretación del relato mítico desde una perspectiva completamente diferente. Mitos literarios, como Danny Ocean (protagonista de la célebre película Ocean's Eleven) o Ulises; históricos, como J. F. Kennedy, Luis Pasteur o Fernando Pessoa; o religiosos, como el Ángel caído o Kundalini (la serpiente que simboliza la energía humana); son revisados por Mateo Rello desde un punto de vista que tiene como eje central la ironía (ya el propio título, Tahúres y emplumados, nos lo adelanta), una mirada desmitificadora que rebaja (¿tal vez ensalza?) al mito al nivel humano, con sus contradicciones y sus tribulaciones, con su desengaño vital (“el hechizo es tu casa —es tu exilio—“ en Ulises), su miedo a la finitud. Lo coloca ante a la irreversibilidad del destino (La gran jugada, Verano en Normandía), frente a la casualidad que cuestiona la ciencia (Cultivos del error. Flores de azar) o a las grandes teorías del origen del universo (Teoría de las cuerdas y novela negra). Bajo esa mirada, nada es sagrado, nada es lo suficientemente elevado como para no poder trasladarlo a nuestro propio acervo vital y así mejor aprehenderlo. Como, de otra forma y con otro estilo, hiciera Álvaro Cunqueiro, la desmitificación de la figura del personaje nos lo hace más cercano, más entrañable y, en definitiva, más nuestro. Muerta ya la posibilidad que el mito revele monolíticamente su sentido, que es la única forma que tiene de ser asumido —"El mito es la nada que es todo", dice Pessoa en Mensaje: nada cuando buscamos su literalidad, todo cuando se nos revela en su íntimo sentido— los personajes míticos sólo pueden ser abordados desde una perspectiva humana, y así lo entiende Mateo Rello. Si la poesía, históricamente, ha sido la creadora del mito, Tahúres y emplumados da una vuelta de tuerca y la utiliza para su desmitificación.

El propio lenguaje que el autor emplea en el poemario es ya muy significativo. Si el lenguaje del mito es el de la épica, el de la epopeya o el de la tragedia, el verbo de Mateo se vuelve lírico, introspectivo, como corresponde a una palabra que no busca la narración de los hechos, sino la expresión de las emociones de los personajes; aunque su verso, pulido una y mil veces hasta la obsesión, conserva esa esbeltez y la cadencia calmosa de los clásicos griegos y latinos, como si quisiera, al menos estilísticamente, conservar el contexto de la tradición mítica.

En definitiva, en los ocho poemas que componen Tahúres y emplumados late, bajo la mirada irónica de Mateo, una fundamental desilusión con el devenir de la sociedad actual y sus ‘verdades' fundamentales, una profunda preocupación por el futuro y sus heraldos; en sus propias palabras (extraídas del epílogo del poemario): “Me ocupan desde hace tiempo algunas cuestiones que se plantean en los territorios de la identidad individual, y de esa imposible colectividad que llamamos civilización occidental, y sobre lo aleatorio o arbitrario de sus mapas. Estas cuestiones son las que se relacionan con el mero azar y la fortuna, pero también con analogías profundas; y cuestiones relacionadas con el secreto y su papel vertebrador de la, como diría Guy Debord, sociedad del Espectáculo; con la impostura que disfraza el carácter inevitablemente fragmentario del saber académico, y con lo conmovedor de nuestros intentos por preservar la base física de ese saber (papel, tela, pigmento, madera, piedra), como si el tiempo no fuera vasto e indiferente. Ocupado, decía, en todas esas cuestiones y su importancia en la construcción convencional y frágil de dicha civilización occidental y, en suma, del persistente relato ilusorio del Progreso.”

1 comentario:

  1. . Mitos hay muchos incluso locales , tus mitos no son los míos como es lógico . Otra cosa es " leyenda " o " celebridad " que tienen un reconocimiento generalizado y objetivo .

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